Unidad 4 – Página 151
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Declaración de Independencia de los Estados Unidos
Declaración de Independencia de los Estados Unidos | ||
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Facsímil de la versión manuscrita (1823).
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Función | declarar la independencia de las Trece Colonias con respecto del Reino de Gran Bretaña | |
Creación | junio a julio de 1776 | |
Ratificación | 4 de julio de 1776 (241 años) | |
Autor(es) | Thomas Jefferson et al. (copia a mano: Timothy Matlack, probablemente) |
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Signatarios | 56 delegados del Congreso Continental | |
Ubicación | versión manuscrita: Archivos Nacionales borrador: Biblioteca del Congreso |
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La Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América (cuyo título oficial en inglés es The unanimous Declaration of the thirteen united States of America) es un documento redactado por el segundo Congreso Continental —en la Cámara Estatal de Pensilvania (ahora Salón de la Independencia) en Filadelfia el 4 de julio de 1776— que proclamó que las Trece Colonias norteamericanas —entonces en guerra con el Reino de Gran Bretaña— se habían autodefinido como trece nuevos Estados soberanose independientes y ya no reconocían el dominio británico; en su lugar formaron una nueva nación: los Estados Unidos. John Adams fue uno de los políticos que emprendió el proceso de independencia, aprobado el 2 de julio por el Congreso en pleno sin oposición. Un comité se encargó de redactar la declaración formal, la cual se presentó cuando el Congreso votó sobre la misma dos días después.
El 4 de julio —luego de ratificar el texto— el Congreso difundió la Declaración en varias formas. Inicialmente fue publicada en el volante de John Dunlap, que era ampliamente distribuido y leído al público. La copia original utilizada para esta impresión se ha perdido y pudo haber estado en manos de Jefferson. El borrador original con las correcciones de Adams y Benjamin Franklin y las notas adicionales de Jefferson sobre los cambios realizados por el Congreso se conserva en la Biblioteca del Congreso. La versión más conocida de la Declaración —una copia firmada que se considera popularmente como el documento oficial— se exhibe en los Archivos Nacionales en Washington D. C. Esta copia manuscrita fue solicitada por el Congreso el 19 de julio y firmada el 2 de agosto.
El contenido y la interpretación de la Declaración han sido objeto de mucha investigación académica. Por ejemplo, el documento justificaba la independencia de los Estados Unidos al enumerar los reclamos coloniales contra el rey Jorge III y afirmaba ciertos derechos naturales y legales, incluido el derecho de revolución. Una vez cumplida su misión original de anunciar la independencia, las referencias al texto de la Declaración fueron escasas en los años siguientes. Abraham Lincoln la hizo pieza central de su retórica (como en el discurso de Gettysburg de 1863) y sus políticas. Desde entonces, se ha convertido en una conocida reivindicación sobre derechos humanos, en particular su segunda oración:
We hold these truths to be self-evident, that all men are created equal, that they are endowed by their Creator with certain unalienable Rights, that among these are Life, Liberty and the pursuit of Happiness. Sostenemos como evidentes estas verdades: que los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre estos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad.
Esto último ha sido calificado como «una de las frases más conocidas en el idioma inglés» y que contiene «las palabras más potentes y consecuentes en la historia estadounidense». El pasaje llegó a representar un modelo moral que los Estados Unidos debían esforzarse por cumplir y dicho punto de vista fue promovido notablemente por Lincoln, quien consideró que la Declaración era el fundamento de su filosofía política y sostuvo que era una proclamación de principios a través de la cual debe interpretarse la Constitución de los Estados Unidos.
La Declaración de Independencia de los Estados Unidos inspiró muchos otros documentos similares en otros países y sus ideas ganaron adhesión en los Países Bajos, el Caribe, Hispanoamérica, los Balcanes, África Occidental y Europa Central en los años anteriores a 1848.
Gran Bretaña no reconoció la independencia de sus excolonias hasta que la guerra llegó a un punto muerto. El Tratado de París de 1783 puso fin a las hostilidades y consumó la Revolución estadounidense.
Contexto histórico
Believe me, dear Sir: there is not in the British empire a man who more cordially loves a union with Great Britain than I do. But, by the God that made me, I will cease to exist before I yield to a connection on such terms as the British Parliament propose; and in this, I think I speak the sentiments of America. —Thomas Jefferson (29 de noviembre de 1775).
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Antes de que el acta de emancipación fuese aprobada en julio de 1776, las Trece Colonias y el Reino de Gran Bretaña habían estado en guerra durante más de un año. Las relaciones entre ambas se habían deteriorado desde 1763. El Parlamento británico promulgó una serie de medidas para aumentar los impuestos en las colonias, como la ley del sello de 1765 y las leyes de Townshend de 1767. Dicho órgano legislativo consideró que estas normas eran un medio legítimo para que las colonias pagaran una cuota justa por los costos de mantenerlos en el Imperio británico.
Sin embargo, muchos colonos habían desarrollado un concepto diferente del imperio. Las colonias no estaban directamente representadas en el Parlamento y los colonos argumentaban que ese órgano legislativo no tenía derecho para asignarles impuestos. Esta disputa fiscal formaba parte de una mayor divergencia entre las interpretaciones británicas y americanas de la Constitución de Gran Bretaña y el alcance de la autoridad del Parlamento en las colonias. El punto de vista ortodoxo de los británicos —que data de la Revolución Gloriosa de 1688— defendía que el Parlamento contaba con autoridad suprema en todo el imperio y, por extensión, todo lo que el Parlamento hacía era constitucional. No obstante, en las colonias se había desarrollado la idea de que la Constitución británica reconocía ciertos derechos fundamentales que el gobierno no podía violar, ni siquiera el Parlamento. Después de las leyes de Townshend, algunos ensayistas incluso comenzaron a cuestionar si el Parlamento tenía alguna jurisdicción legítima en las colonias. Anticipando la creación de la Mancomunidad de Naciones, en 1774 los literatos americanos —entre ellos Samuel Adams, James Wilson y Thomas Jefferson— discutían si la autoridad del Parlamento se limitaba solo a Gran Bretaña y que las colonias —que contaban con sus propias legislaturas— deberían relacionarse con el resto del imperio únicamente por su lealtad a la Corona.
Convocatoria del Congreso
La mayoría de los colonos esperaba una reconciliación con la metrópoli, incluso después de que la guerra revolucionaria comenzó en Lexington y Concord en abril de 1775. El segundo Congreso Continental se reunió en la Cámara Estatal de Pensilvania en Filadelfia en mayo de 1775 y algunos representantes esperaban la consiguiente independencia, pero no se discutió en declararla. Aunque muchos colonos ya no creían que el Parlamento tenía soberanía sobre ellos, seguían profesando lealtad a Jorge III y esperaban que intercediera en su favor. A finales de 1775 se desilusionaron cuando el rey rechazó la segunda petición del Congreso, emitió una proclamación de rebelión y anunció ante el Parlamento el 26 de octubre que estaba considerando «ofertas amistosas de ayuda extranjera» para reprimir la sublevación. Una minoría proamericana en el Parlamento advirtió que el gobierno central estaba alentando a los colonos a la independencia.
Hacia la independencia
Un panfleto de Thomas Paine, El sentido común (Common Sense), fue publicado en enero de 1776, al mismo tiempo en que quedó claro en las colonias que el rey no estaba dispuesto a actuar como conciliador. Paine se había asentado en las colonias y defendía la independencia colonial, el republicanismo como alternativa a la monarquía y su sistema hereditario.3637 El sentido común no introdujo nuevas ideas y probablemente tuvo poco efecto directo en el Congreso y sus razones para la independencia; su importancia radica en que estimuló el debate público sobre un tema que pocos se habían atrevido a hablar abiertamente. El apoyo a la emancipación aumentó constantemente después de la publicación del panfleto de Paine.
Las esperanzas por la reconciliación comenzaron a disminuir entre los colonos, pues a principios de 1776 el apoyo público a la independencia se había fortalecido. En febrero de ese año se enteraron de la aprobación de la Ley Prohibitiva en el Parlamento que estableció el bloqueo de los puertos americanos y declaró que los buques coloniales eran barcos enemigos. John Adams —un fuerte partidario de la independencia— creyó que el Parlamento había declarado efectivamente la independencia americana antes de que el Congreso hubiera hecho algo y señaló a la Ley Prohibitiva como el «Acta de Independencia», calificándola de «un desmembramiento completo del Imperio británico» (a compleat Dismemberment of the British Empire). El apoyo para declarar la independencia creció aún más cuando se confirmó que el rey Jorge III había contratado mercenarios alemanes (alrededor de 30 000 en el transcurso de la guerra) para atacar a sus súbditos norteamericanos.
Revisión de las instrucciones
En medio de la campaña por revisar las órdenes de los representantes al Congreso, muchos colonos expresaron formalmente su apoyo a la separación en varias declaraciones de independencia simultáneas a nivel estatal y local. La historiadora Pauline Maier identificó más de noventa proclamaciones de este tipo emitidas en las Trece Colonias desde abril a julio de 1776. Estas «declaraciones» tenían diferencias significativas. Algunas eran instrucciones escritas formales para las delegaciones al Congreso, como las resoluciones de Halifax del 12 de abril en las que Carolina del Norte se convirtió en la primera colonia en autorizar explícitamente a sus representantes a votar por la independencia. Otras fueron decretos legislativos que rompieron oficialmente con el gobierno británico, como la legislatura de Rhode Island que declaró su independencia el 4 de mayo (la primera colonia en hacerlo). El resto eran resoluciones adoptadas en asambleas ciudadanas y reuniones del condado, que ofrecían apoyo a la independencia; unas cuantas aparecieron en forma de órdenes judiciales, como la sentencia publicada del juez presidente de Carolina del Sur, William Henry Drayton: «la ley terrenal me autoriza a declarar […] que Jorge III, rey de Gran Bretaña […,] no tiene autoridad sobre nosotros y no le debemos obediencia» (the law of the land authorizes me to declare… that George the Third, King of Great Britain… has no authority over us, and we owe no obedience to him). La mayoría de estas proclamaciones son poco conocidas y han quedado eclipsadas por la Declaración aprobada en el Congreso Continental el 2 de julio y firmada el 4 de julio.
Algunas colonias rechazaron respaldar la independencia. La resistencia se centró en las colonias de Nueva York, Nueva Jersey, Maryland, Pensilvania y Delaware. Los defensores de la independencia centraron su esfuerzo en Pensilvania, pues si esa colonia se volcaba a la causa proindependentista, entonces las demás la seguirían. Sin embargo, el 1 de mayo los opositores conservaron el control de la Asamblea Provincial de Pensilvania en una elección especial que se centró en la cuestión de la independencia. En respuesta, el 10 de mayo John Adams y Richard Henry Lee presentaron un borrador de resolución en el Congreso que solicitaba a las colonias sin un «gobierno adecuado para [cumplir] las exigencias de sus asuntos» elegir nuevos gobiernos. La moción fue aprobada unánimemente e incluso fue apoyada por John Dickinson —líder de la facción antindependentista de Pensilvania en el Congreso—, quien creyó que no se aplicaba en su colonia.
Preámbulo del 15 de mayo
This Day the Congress has passed the most important Resolution, that ever was taken in America —John Adams (15 de mayo de 1776).
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Como era costumbre, el Congreso nombró un comité para redactar un preámbulo que explicaría el propósito de la resolución. Principalmente compuesto por Adams, el texto afirmaba que, debido a que el rey Jorge III rechazó la reconciliación y estaba contratando mercenarios extranjeros para irrumpir en las colonias, «es necesario que se suprima completamente el ejercicio de cualquier clase de autoridad bajo esa Corona». El preámbulo de Adams tenía por objeto alentar el derrocamiento de los gobiernos de Pensilvania y Maryland, que todavía estaban bajo el control de propietarios coloniales. El Congreso aprobó el escrito el 15 de mayo después de varios días de deliberación, pero cuatro de las colonias votaron en contra y la delegación de Maryland salió de la sala en protesta. Adams consideró que su preámbulo era efectivamente una declaración de independencia, aunque todavía debía presentarse como un documento formal.
Resolución de Lee
El mismo día que el Congreso aprobó el preámbulo de Adams, la Convención de Virginia sentó las bases para una declaración oficial de independencia en el Congreso. El 15 de mayo, la convención instruyó a su delegación al Congreso «proponer a ese respetado cuerpo declarar a las colonias unidas Estados libres e independientes, liberados de cualquier lealtad o dependencia de la Corona o el Parlamento de Gran Bretaña». De acuerdo con esas órdenes, Richard Henry Lee presentó una resolución de tres partes en el Congreso el 7 de junio. La moción fue secundada por John Adams e incluso invitó al Congreso a declarar ese mismo día la independencia, formar alianzas extranjeras y preparar un plan de confederación colonial. La parte de la resolución relativa a la emancipación dice:
Resolved, that these United Colonies are, and of right ought to be, free and independent States, that they are absolved from all allegiance to the British Crown, and that all political connection between them and the State of Great Britain is, and ought to be, totally dissolved. Resolvemos, que estas Colonias Unidas son, y deben serlo por derecho, Estados libres e independientes, que quedan libres de toda lealtad a la Corona británica, y que toda vinculación política entre ellas y el Estado de la Gran Bretaña queda, y debe quedar, disuelta totalmente.
Últimas autorizaciones
El apoyo a una declaración de independencia del Congreso se consolidó en las últimas semanas de junio de 1776. El 14 de junio, la Asamblea de Connecticut instruyó a sus delegados a proponer la independencia y, al día siguiente, las legislaturas de Nuevo Hampshire y Delaware también autorizaron a sus representantes. En Pensilvania, las disputas políticas terminaron con la disolución del parlamento colonial y la creación de la Conferencia de Comités —dirigida por Thomas McKean— que autorizó a los delegados de Pensilvania a declarar la independencia el 18 de junio. El 15 de junio, el Congreso Provincial de Nueva Jersey —que gobernaba provisionalmente desde enero de 1776— decidió que el gobernador colonial William Franklin era «un enemigo de las libertades de este país» (an enemy to the liberties of this country) y ordenó su arresto. El 21 de junio, eligieron nuevos delegados al Congreso y les acreditaron para apoyar una proclamación de independencia.
Hacia fines de junio, Maryland y Nueva York seguían sin autorizar a sus delegados. Anteriormente, los representantes de Maryland se habían retirado cuando el Congreso Continental aprobó el preámbulo de Adams el 15 de mayo y solicitaron nuevas órdenes a la Convención de Annapolis. El 20 de mayo, esa asamblea rechazó el preámbulo de Adams y dictó a sus delegados oponerse a la independencia. Sin embargo, el representante Samuel Chase regresó a Annapolis y, enseñándoles las resoluciones locales en favor de la independencia, logró que la convención cambiara de opinión el 28 de junio. Solo los delegados de Nueva York no pudieron recibir nuevas instrucciones. El 8 de junio, cuando el Congreso Continental estaba considerando la resolución de independencia, el presidente del Congreso Provincial de Nueva York les dijo a los representantes que esperaran, pero el 30 de junio esta asamblea ordenó la evacuación de Nueva York cuando las tropas británicas se aproximaron y no volvieron a reunirse hasta el 10 de julio. Esto significó que los delegados de Nueva York no estarían autorizados a declarar la independencia hasta que el Congreso lo permitiera.
Borrador y aprobación
El presidente del Congreso ordenó que el borrador «descanse sobre la mesa» (lie on the table o que pospone o suspende su consideración en el pleno). Durante dos días, el Congreso editó metódicamente el documento principal de Jefferson, eliminaron una cuarta parte del texto, quitaron palabras innecesarias y mejoraron la estructura de las oraciones. El Congreso retiró la afirmación de Jefferson de que Gran Bretaña había introducido forzosamente el comercio de esclavos africanos en las colonias, a fin de moderar el documento y apaciguar a los británicos que apoyaban a la Revolución. Jefferson escribió que el Congreso había «mutilado» (mangled) su versión preliminar, pero, en palabras de su biógrafo John Ferling, el producto final fue «el majestuoso documento que inspiró a los contemporáneos y la posteridad».
La votación llegó después de un largo día de discursos. Cada colonia tenía derecho a emitir un voto, pero, debido a que cada delegación contaba con dos a siete miembros, debían votar entre ellos para determinar la decisión de la colonia representada. Pensilvania y Carolina del Sur votaron en contra. La delegación de Nueva York se abstuvo, pues no tenía permiso para votar por la independencia. Delaware no votó porque la delegación estaba dividida entre Thomas McKean (quien votó sí) y George Read (quien votó no). Las nueve delegaciones restantes votaron a favor de la independencia, lo que significó que la resolución había sido aprobada por el comité plenario. El siguiente paso fue que la resolución fuera sometida a votación por el propio Congreso. Edward Rutledge (Carolina del Sur) se opuso a la resolución de Lee, pero —deseoso por el consenso de sus colegas— propuso que la votación se pospusiera hasta el día siguiente.
El 2 de julio, Carolina del Sur revirtió su posición y votó a favor de la independencia. En la delegación de Pensilvania, Dickinson y Robert Morris se abstuvieron y permitieron a la delegación decidiera (tres contra dos) apoyar de la independencia. El empate en la delegación de Delaware se rompió con la llegada de Caesar Rodney, quien votó a favor de la independencia. La delegación de Nueva York se abstuvo una vez más, ya que aún no estaba autorizada para votar por la independencia (el Congreso Provincial de Nueva York les permitió una semana más tarde). La proclamación de independencia se aprobó con doce votos afirmativos y una abstención a las 6:26 p.m. (hora local). Con esto, las colonias cortaron oficialmente sus lazos políticos con Gran Bretaña. Al día siguiente, John Adams escribió en una carta a su esposa Abigail, en la que expresó que el 2 de julio se convertiría en una gran fiesta a nivel nacional porque pensó que la votación por la independencia sería conmemorada. No consideró que los estadounidenses —incluyéndolo a él— celebrarían el Día de la Independencia en la fecha en que se anunció que el texto del Comité de los Cinco fue aprobado.
Después de la votación de la resolución de independencia, el Congreso puso su atención en el borrador del Comité de los Cinco. En los siguientes dos días, el Congreso hizo algunos cambios en la redacción y suprimió casi un cuarto del texto y, en la mañana del 4 de julio de 1776, se aprobó el texto de la Declaración de Independencia y se envió a la imprenta para su publicación.
Declaración de Independencia de lo Estados Unidos. (s.f.). Wikipedia. Recuperado de https://goo.gl/RHpTXr