Unidad 4 – Página 139
Conexión con
LOS DIEZ VERSOS QUE DIBUJAN A “MAYO DEL 68 (¿Siglo XXI?)” de Jorgenrique Adoum
En la época aquella, justo en el año aquel, las circunstancias del poema no eran las de retratar a Paris y a su postura revolucionaria, o también, pero no era lo primordial, o tal vez, pero no fue así. Ni era tampoco, la de salir, la de pintar un grafiti, la de vivir el momento con tensión y pulso. Eran tiempos, más bien, de derrota y de poesía. La revolución la hizo Adoum con las palabras, y con sus versos vivos, que se han quedado en las paredes de quien lo hemos leído y lo seguiremos leyendo con fruición verdadera.
En medio de la revuelta de Mayo del 68, en ese clima de abrazos, de gritos, en el que los desconocidos se hicieron amigos de los otros desconocidos, los autómatas que cruzan las calles sin ver a los otros, ahora se habían dado cuenta que los otros también existen, que son parte de sus sentidos, que están y que, en ese caso, querían lo mismo.
Jorgenrique siempre dijo que el clamor de la huelga en Paris del 68 fue “Prohibido prohibir”. Allí estaba la riqueza de aquel momento, en saber que lo prohibido era lo hermoso, y que lo verdaderamente prohibido es solo lo imposible. Una época en donde todo se paralizó, en una ciudad como Paris, conseguir esto era casi una cuestión imposible. No funcionaba el Metro, se cerraron escuelas y colegios, los trabajos en general se habían suspendido. Pero, por el otro lado, la policía también había contribuido a fomentar el miedo. Aunque el miedo siempre, o casi siempre, es el primer paso de la libertad.
El poema Mayo del 68 (‘Siglo XXI?) y Agosto es el mes más cruel conforman el pequeño libro conmemorativo, publicado por editorial “Archipiélago”, en versión bilingüe, traducido por Nicole Rouan, editora siempre exquisita de la obra del maestro Adoum.
El libro fue impreso como texto separado exactamente a los 40 años de mayo del 68. En el 2008 volvieron a cobrar fuerza los dos poemas, escritos en 1968 y publicados por primera vez en el libro “Curriculum Mortis”, uno de los libros de poesía más importantes de Jorgenrique Adoum.
Cuando le preguntaron al poeta qué queda de aquel tiempo, él responde: “Si hubiera que resumir en una palabra, yo diría que queda la esperanza”.
Y además, y por suerte, a nosotros nos queda mucha literatura, y, claro, justo este libro, y de este libro, el primer poema. Un bello poema de amor, rodeado de la atmósfera de aquel momento. Un poema cinematográfico.
El poema está escrito con versos largos. Cada uno de ellos es casi un epigrama. Diría que Adoum quiso utilizar esa secuencia del “grafiti francés”. Aquella de:
– Corre, camarada, que lo viejo te persigue.
– El estado es cada uno de nosotros
– Seamos realistas, exijamos lo imposible
Los famosos grafitis que dieron la vuelta al mundo, amparados en un contexto de cuento postmoderno.
Del primer poema he escogido versos preferenciales de Jorgenrique. Versos que leídos así, solos, sin el andamiaje de un poema, pueden ser percibidos con la misma fuerza y exquisitez que en el contexto general de un poema: en una blanca pared.
Como tratándose de una película, la edición de una antología de versos que nos resuma su fuerza, que nos dé a entender la misión de un poema. Esa comunicación, ese secreto ininteligible de la poesía. Ese misterio del que Octavio Paz tanto hablo solamente para dejarnos en la misma vereda del misterio: en la poesía.
He aquí los diez versos de Adoum:
1. Nuevamente como Adán cuando aún tenía impares las costillas
El Génesis del poema es el símbolo del Génesis. Una voz poética completa, pero sola, Porque solo en la soledad uno está completo: el amor nos incompleta, el amor nos divide y nos vence. En este poema donde el amor no triunfa, porque no hay un gran poema en el que triunfe. Ariadna y su hilo laberíntico es la excepción más bella y difícil de una historia de amor.
En París, mientras se escucha el grito de triunfo, la soledad de la voz poética es una derrota a sí mismo, así, juntando las costillas del mito hebreo y esperando que la mujer se haga, se recree, se junte.
2. Tú hablabas de la doble soledad de no poder estar sola
Ahí está el encuentro. Ahí la profecía. Ahí ya se juntan dos vidas, dos seres, dos manifestaciones, que saben, que están seguros que en el amor, siempre hay soledad. Y que en la soledad siempre nos volvemos profetas de una soledad más sola, de una soledad más sentida, que es sabernos solos en el montón. En el ruido de París, donde el mundo entero estaba junto.
3. Ahora no hay más solo que yo, tal vez Caín con su guitarra
Otra vez el mito hebreo. Otra vez la soledad de la voz poética. Imaginemos al hermano asesino más famoso del mundo tocando una guitarra, como sinónimo de compañía. Como desfachatez. Como ser feliz, o mejor, utilizando el otro verbo: como estar feliz si no tengo con quien compartir el hecho, si no puedo compartir el hecho. Si la causa y el efecto siempre serán efecto y causa de lo mismo. Entonces es mejor solo, porque en la soledad es más fácil creer que el oro esta feliz. Siempre más feliz que el uno.
4. …las armas de la crítica pasan por la crítica de las armas
Verso para estar escrito en las paredes de París, hace más de 41 años. En esa soledad, en esa tristeza, el agresor, el agrio zumo de la policía, de lo oficial, frente a los estudiantes que hicieron barricadas en Paris para librarse de las bombas del oficialismo, mientras la Sorbona estaba llena de hombres y mujeres que querían vivir su soledad con dignidad. Al menos eso. Y eso es mucho, y eso es bastante. Y eso es todo.
5. Me duele no estar herido de odio oficial sino de adioses
Verso clarísimo que justifica que el eje del poema es la historia de amor no hecha, no consumada, apenas explorada más con el sentido, con la trascendencia. Amar, mientras el mundo explota, amar mientras se cambia el sistema, amar mientras que arregla el mundo. El odio oficial no era tanto como el dolor de no haber podido amar.
6. Mientras tanto el otoño te empujaba hacia mí con hojas en el pelo
La añoranza, el recuerdo, y la poesía verdadera. La poesía con toda la técnica y toda la lírica y toda la carga de significaciones. La poesía con todo. Rompiendo los muros, quemando las naves, cercenando a la historia. La poesía es lo que queda. La poesía es lo que importa. El pretexto: París, una mujer ida para siempre. Una voz poética solísima y el amor en todo esto, mezclando el medio ambiente con su carga de pájaros.
7. La muerte es necesariamente una contrarrevolución
Otro verso grafiti, otro verso que no contrarresta al amor, que no se aleja de la soledad, del frío, de la desesperación. Que no se aleja tampoco de Mayo del 68, de sus disturbios, de sus entretelones revolucionarios, con poca sangre, pero sangre al fin.
El mismo Adoum nos dice en otro de sus grandes poemas “El amor desenterrado”: “Hacerla el amor igual hacerla morir”.
He ahí el fundamento de la vida. El símbolo real del amor y la muerte.
8. …la poesía, o sea la verdad
Bello verso-hemistiquio de Jorgenrique. Solo la poesía, lo demás es un pretexto, una alegoría. Todo se olvida, solo se queda el poema, la anécdota es una condición del texto que no hace falta saberla. La poesía se deja mirar sola, como una roca en mitad de la playa, que antes pudo ser una historia de amor. Y de hecho creo que debe haber sido, una roca en la playa, una historia de amor.
9. Solo la verdad es revolucionaria
Otra frase de grafiti. Otra frase sentenciosa, severa, contundente. Un verso de esos decidores, sin caer en la interpretación. Ni siquiera el amor es revolucionario. Solo la verdad, aunque el amor sea verdad, pero no siempre es duradero. La chispa del amor se acaba y el amor era un tiempo, una época, una estación. O como diría Adoum: Era el otoño.
10. Tal vez de tanto tocarte te he envejecido un poco
En este verso se deja ver el tiempo, la lucha con los sentidos, con la exploración de su recuerdo. Difícil que el amor dure eternamente. Eso está bien para un cuento de hadas. El amor es revolucionario, siempre y cuando no se nos borren las caricias, los besos. Pero es imposible aquello. Es difícil no ser sin ello. El envejecimiento de la voz poética por consecuencias táctiles es una hermosa metáfora del olvido.
Este par de poemas nos llevan, entonces, no a una época, si no a una historia que es la de los hombres y las mujeres del mundo. Y de eso está hecha la poesía también, además de las palabras. Y de esa llama encendida que nos dejó el turquito. De esa llama que el maestro Adoum nos regaló. Y que es indescriptible, impredecible, inmune a nosotros. Como Dios, eso, como Dios, así es la poesía.
Ni más ni menos.
Oquendo Troncoso, X. (31 de agosto de 2009). LOS DIEZ VERSOS QUE DIBUJAN A “MAYO DEL 68 (¿Siglo XXI?)” de Jorgenrique Adoum. Salvados del naufragio. Recuperado de http://goo.gl/PYK6z9