Tema 16: Variedades lingüísticas e identidad
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El cantado cuencano es cañari
No hay nadie que hable cañari, sin embargo, Encalada ha logrado identificar varias palabras, nombres de ríos o pueblos que sobreviven y que pasan como palabras del quichua, pero que, en realidad, tienen ese otro origen.Además, la entonación con la que hablan en Cuenca y algunas formas de pronunciación, también son herencia de los primeros habitantes de estas tierras. “Cuando una lengua muere, lo único que sobrevive es la entonación, pasó aquí, en Europa, en Chile y siempre es así”, asegura Encalada.
Últimos registros
Encalada, después de extensas investigaciones, concluyó que el cañari subsistió hasta finales del siglo XVI. El Chimborazo, Cañar y Azuay eran zonas cañaris que fueron conquistadas por los incas y ellos impusieron su lengua, el quichua.Ese fue el primer intento por desaparecer el idioma, sin embargo, seguía viva. “Había mezcla con el quichua, pero seguía viva”, asegura el estudioso. En 1582, casi 30 años después de que se fundara Cuenca, el cañari seguía vigente.Para la época el territorio estaba dividido en corregimientos y había un corregidor en cada área que formaba parte de la Audiencia de Quito, por lo que: “el corregidor de Cuenca, Antonio Bello Gayoso, ordenó a los curas doctrinarios que informaran cuál era el idioma que hablaban los nativos deAlausí, Girón, Pacaribamba, Azogues, San Bartolomé y en sus informes expresaron que todos hablaban cañari”, revela Encalada.Un año después, en 1583, hubo un concilio de obispos en Quito. Allá decidieron elaborar catecismos en la lengua nativa, siendo dominante el quichua, pero había muchas personas que desconocían este idioma y se ordenó también un catecismo en cañari.“A partir de ese momento no hay más registros de este idioma”, agrega, pero la imposición del quichua y después del español aún no doblegaban al idioma cañari. Aunque estaba mezclado, seguía vigente y aún es posible encontrar raíces del idioma en toponimia y antroponimia, es decir, nombres de lugares y apellidos.
Nombres cañaris
El estudioso actualmente trabaja en unas 40 raíces cañaris, y está haciendo un nuevo glosario. Uno de los ejemplos es el ‘cay’, hay más de 220 nombres con esta raíz como Yanuncay, por ejemplo, o Sidcay, Sinincay, Bulcay. ‘Cay’ significa agua, arroyo o torrente”, comenta Encalada, quien también agrega que el cañari está vivo en nombres de cerros, montañas y lomas.Los investigadores y cronistas plantean que había varios grupos de cañaris. Federico González Suárez es el gran referente de esta cultura, él habla de un asentamiento llamado Hatun Cañar, territorio que ahora correspondería a parte de la provincia de Cañar; y Cañaribamba, donde están Girón y Santa Isabel.Basándose en esta descripción Encalada considera que también había diversos dialectos, dependiendo del lugar. Concluyó que el cantado cuencano es cañari, por las investigaciones del sacerdote Gervacio Panduro, quien recorrió América del Sur e hizo un catálogo de nuestras lenguas.Cuando un idioma muere, desaparece el léxico, la palabra, la sintaxis, la morfología y las personas que lo hablan. Sin embargo, el tono permanece. Fue lo que pasó en Europa Occidental cuando el Imperio Romano conquistó Hispania, la actual España.“Impusieron el latín, pero con una entonación ibérica. En Chile subsiste la entonación de los mapuches, los nativos de esas tierras y lo mismo ocurre en territorio cañari”, relata Encalada. (EPA) (F)Cuenca.
Estudiosos del cañari
Son varios los soportes historiográficos y antropológicos que se tienen sobre la cultura cañari, entre los cuales se destaca el ‘Estudio histórico sobre los cañaris’ del historiador y arqueólogo Federico González Suárez, que data de 1878, y que se constituyó como una cita ineludible a posteriori.Aportes como ‘El quechua y el cañari’, de Cordero Palacios, recoge vocablos traducidos del cañari y del quichua al español y, de acuerdo con la morfología de varias palabras, se ostenta una semejanza irrefutable entre ambas lenguas originarias.Intelectuales cuencanos como estos, además de Alfonso Cordero Palacios y Honorato Vásquez Ochoa se dedicaron a estudiar la lengua cañari y aportaron dicientes pistas para determinar las raíces de este idioma que ya está, a priori, extinto, pero se mantiene en los vestigios culturales de la sierra ecuatoriana.Visión del mundoCuando Encalada afirma que una lengua es “una visión del mundo” se refiere a que cada idioma ve cosas y realidades distintas en su entorno. Un ejemplo es que los romanos antiguos podían diferenciar entre cuatro clases de designaciones para ‘tío’. Les llamaban diferentes a las tías y tíos paternos y a los maternos. Era porque el sistema jurídico romano tenía que diferenciarlo debido a que se vivía en un matriarcado y el tío materno era quien educaba al sobrino y le dejaba su herencia.“Nosotros solo usamos ‘tío’ y ‘tía’”, ejemplifica el filólogo. En quichua no existen los nombres de los días de la semana como lunes o martes, en español. De esta manera varían los idiomas y la concepción del mundo. La imposición del quichua y el español doblegaron al cañari. “Es una lástima porque un idioma se construye con años y años, es una pérdida para la humanidad”, concluye Encalada.
El cantado cuencano es cañari. (25 de enero de 2018). El Tiempo. Recuperado de http://www.eltiempo.com.ec/noticias/intercultural/27/420154/el-cantado-cuencano-es-canari