Tema 2: Distribución de los ecosistemas en el Ecuador y su biodiversidad
Trabajo colaborativo
Página 170
PÁRAMO – DESCRIPCIÓN COMPLETA
Características generales
Ecosistema de alta montaña, relativamente abierto y caracterizado por la dominancia de pastos y plantas con hojas arrosetadas (entre ellas, los famosos frailejones).
Debido a la alta humedad reinante, a la abundancia de lagunas y de espesos colchones de musgos, los páramos son considerados las mayores fábricas de agua de Colombia. En el páramo suceden frecuentes cambios de clima: hay una gran insolación en algunos momentos del día, seguida por cielos nublados. En las noches la temperatura puede bajar por debajo de 0 grados Celsius. Las duras condiciones climáticas de este ecosistema hacen que las cifras de diversidad de flora y fauna presentes en una localidad determinada sean relativamente reducidas en comparación a las de una localidad de una zona más baja. Sin embargo, los páramos muestran un increíble grado de endemismo: muchas especies están limitadas a una pequeña región montañosa y en las regiones vecinas están representadas por “especies hermanas”.
De esta manera, aunque la diversidad de una localidad por sí sola no sea destacable, la suma de la diversidad global de los páramos colombianos arroja cifras impresionantes: en los páramos de Colombia se han registrado más de 3700 especies de plantas vasculares, 882 briófitos (musgos y sus parientes, las hepáticas) y 90 especies de anfibios (Rangel 2000). Estas cifras son particularmente importantes si se tiene en cuenta que los páramos colombianos ocupan sólo un 2.6% de la superficie del país.
Distribución en el país
Los páramos se encuentran en las partes altas de las montañas colombianas, usualmente entre 3200 m.s.n.m. y el límite inferior de las nieves perpetuas (que en este momento se encuentra alrededor de los 5000 m de altura.)
Flora
La vegetación dominante en el páramo abierto son varias especies de pastos o “pajas” de los géneros Calamagrostis, Agrostis y Festuca y las plantas arrosetadas, entre las que sobresalen diversas especies de frailejones de los géneros Espeletia, Espeletiopsis, Libanothamnus y Paramiflos. Los frailejones forman un grupo de asteráceas (las Espeletiinae) endémicas a los altos Andes de Venezuela, Colombia y Ecuador; en las altas montañas tropicales y subtropicales del Viejo Mundo tienen su equivalente en otras asteráceas de porte muy similar, como las Dendrosenecio de África y Argyroxiphium de Hawaii.
Otras plantas arrosetadas comunes en el páramo son los cardos (Puya), carditos (Paepalanthus) y algunos helechos del género Blechnum. Entremezcladas entre los pastizales crecen una gran cantidad de hierbas, muchas de ellas endémicas a reducidas zonas de páramo. Sobresalen las árnicas y otras especies de la familia de las margaritas (Asteraceae), los apios de monte (Apiaceae), las gencianas, teresitas y cachitos (Gentianaceae), los geranios silvestres (Geranium), los chochos (Lupinus), las orquídeas (Orchidaceae), las plegaderas (Lachemilla) y las valerianas (Valeriana), entre muchas otras.
Diversas especies de arbolitos y arbustos son comunes en partes del páramo, dispersos por el terreno o formando matorrales y bosques de porte bajo en cañadas y sitios protegidos. Estas plantas leñosas también forman matorrales en el límite inferior del páramo (subpáramo), donde este hace contacto con el bosque andino. La antigua dominancia de arbustos y bosques enanos ya no es evidente en muchos páramos, pues estos han sido destruidos por la tala y la quema para abrir los terrenos para la ganadería.
Entre los arbolitos y arbustos más típicos del páramo se cuentan varias especies de Asteraceae, conocidas como romeros de páramo, chilcos y amargueros (Monticalia, Diplostephium, Ageratina, Baccharis, Gynoxys, etc.), los uvos de monte, pegamoscos y mortiños venenosos de la familia Ericaceae (Cavendishia, Macleania, Bejaria, Gaultheria, Disterigma, Pernettya, Vaccinium, etc.) y los tunos, charnes y sietecueros de la familia Melastomataceae (Miconia, Bucquetia, Brachyotum, Monochaetum, Tibouchina, etc.), además de varias especies de encenillos (Weinmannia) y chites (Hypericum). En sitios pantanosos el chusque Chusquea tessellata forma densos matorrales. Sobresalen, además, dos tipos de árboles, los coloraditos (Polylepis) y el rodamonte (Escallonia myrtilloides), que antiguamente formaban bosques enanos a alturas sorprendentes (llegando a 4400 m.s.n.m.), bosques que actualmente han sido casi completamente destruidos.
Los páramos colombianos son el reino de los líquenes y los briófitos (musgos y sus parientes, las hepáticas.) La dominancia de estos es aquí muy manifiesta: las ramas de arbustos y arbolitos suelen estar cubiertas por barbas colgantes de líquenes, musgos y hepáticas y en el suelo se forman espesos colchones de musgos, los grandes almacenadores de agua del páramo; sobresalen los colchones formados por musgos del género Sphagnum, que forman turberas en sitios pantanosos.
Fauna
En el páramo, gran parte de los animales son de costumbres discretas y permanecen ocultos la mayor parte del tiempo. Para los invertebrados, los abrigos de hojas muertas que tienen los frailejones alrededor de su tallo forman un refugio de primera importancia; en este microhábitat se encuentran especies semejantes a las que habitan en la hojarasca del piso de los bosques andinos, incluyendo cucarachas, gorgojos, colembolos, arañas y larvas de varios insectos. Incluso pueden encontrarse ranas y lagartijas ocultas entre las hojas de frailejón. Sobresalen por su ausencia algunos grupos de insectos comunes en zonas bajas, como las mantis y las termitas o comejenes. También hay relativamente pocas hormigas y estas no son muy evidentes. Entre las mariposas del páramo predominan las especies de tonos oscuros de la subfamilia Satyrinae.
Salvo por la trucha arco iris (Oncorhynchus mykiss), especie norteamericana introducida en algunos lagos de alta montaña, los páramos colombianos carecen de peces. Sin embargo, la laguna de Tota, situada a poco más de 3000 m.s.n.m., se encuentra cerca del actual límite inferior de la franja paramuna y en ella habitó hasta la primera mitad del siglo XX una especie endémica, el pez graso (Rhizosomichthys totae), que posiblemente se extinguió por la competencia con el capitán de la Sabana (Eremophilus mutisii), introducido por el ser humano en la laguna.
En el páramo habitan muchas especies de anfibios endémicos, destacándose por su diversidad las ranas de los géneros Eleutherodactylus y Atelopus. También se encuentran salamandras Bolitoglossa. En comparación, los páramos son relativamente pobres en reptiles; las únicas especies presentes son algunas lagartijas de los géneros Stenocercus, Phenacosaurus, Proctoporus y Anadia y unas pocas serpientes no venenosas de los géneros Atractus, Liophis y Saphenophis.
Una de las aves más vistosas y emblemáticas del páramo es el cóndor de los andes. También destacan el águila de páramo (Geranoaetus melanoleucus), varias especies de colibríes (Trochilidae), atrapamoscas (Tyrannidae), semilleros (Emberizidae), furnáridos (Furnariidae) y otras pequeñas aves; incluso habitan en el páramo un par de especies de periquitos (Bolborhynchus ferrugineifrons y Pyrrhura calliptera.)
En el páramo hay pocas especies de murciélagos y los roedores forman el grupo más diversificado de mamíferos. Aquí habitan algunos mamíferos que son escasos o están ausentes de las zonas bajas como los marsupiales del género Caenolestes y las musarañas Cryptotis. Otros mamíferos importantes de las zonas de páramo son el oso de anteojos (Tremarctos ornatus), la danta de páramo (Tapirus pinchaque), el puma (Puma concolor), los venados (Odocoileus, Mazama, Pudu) y el conejo (Sylvilagus brasiliensis.)
Gente
El clima duro de los páramos ha sido uno de los motivos principales para que pocas personas establezcan el él su vivienda permanente. Restos arqueológicos muestran que durante la última era glacial había pueblos nómadas que vivían y cazaban en zonas de páramo. Las lagunas de páramo han sido y son consideradas sagradas por los pueblos indígenas y los muiscas del altiplano cundiboyacense las visitaban regularmente.
En la actualidad, los principales habitantes del páramo son campesinos que han sido desplazados de tierras más aptas para la agricultura y la ganadería. Estos campesinos se dedican sobre todo al cultivo de papa y de algunas hortalizas resistentes y a la ganadería. También aprovechan los recursos silvestres, cazando animales de monte, recolectando paja para techar y hojas de frailejón para rellenar colchones.
La gran riqueza hídrica de los páramos colombianos ha hecho que se tome de ellos el agua que surte a millones de habitantes del país. El caso más destacado es el del páramo de Chingaza, que provee de agua a Bogotá. Esto ha hecho que se realicen grandes obras de infraestructura en estas elevadas montañas.
Algunos turistas visitan las zonas de páramo, en particular aquellos a quienes les gustan las caminatas y la observación de la fauna y flora silvestres. Para ellos, la soledad y amplitud del páramo ofrecen una oportunidad única para reencontrarse con la naturaleza.
Conservación
En la actualidad los páramos se encuentran sometidos a una fuerte presión por parte de los seres humanos. La ganadería y la agricultura practicadas en zonas de páramo, las quemas, la cacería, la tala y destrucción de la vegetación leñosa, son algunas de las actividades que están degradando este ecosistema. Esto es particularmente grave si se tienen en cuenta los efectos que muchas de estas actividades tienen sobre los suelos del páramo y su capacidad para retener agua. El pisoteo del ganado, las quemas y la eliminación de la vegetación natural causan la compactación de estos suelos y la desaparición de los colchones de musgo. Con esto desaparece la capacidad que tiene el páramo de ser una esponja que acumula el agua y la distribuye gradualmente montaña abajo. El abastecimiento de agua de millones de personas de las ciudades y campos colombianos puede verse seriamente amenazado si estas actividades destructivas continúan.
La extinción de muchas especies de anfibios es otro caso de especial importancia en los páramos andinos. Los cambios climáticos a nivel global y la degradación y contaminación de los hábitats naturales parecen estar debilitando las defensas de muchas especies de ranas, que están siendo atacadas por un hongo parásito que se aloja en su piel y termina causándoles la muerte por intoxicación y asfixia. En unas pocas décadas esto ha llevado a la casi completa desaparición de varias especies del género Atelopus en los páramos y bosques andinos. En la actualidad se están adelantando estudios para entender esta enfermedad y buscar la manera de remediarla.
Muchas personas son conscientes de la importancia de la conservación de los páramos, para preservar su fauna y flora únicas y asegurar nuestro suministro de agua. Gracias a esto, se han establecido varios Parques Nacionales Naturales en áreas de páramo. Se han adelantado campañas para la reintroducción de especies amenazadas, como el cóndor de los Andes y el oso de anteojos. La protección contra los cazadores ha hecho que la población de venados aumente en Chingaza, donde ahora es fácil verlos. Estos resultados ofrecen una esperanza para la conservación de los magníficos páramos de Colombia.
Literatura citada
Rangel-Ch., J.O. (ed.) 2000. Colombia. Diversidad biótica III. La región de vida paramuna. Instituto de Ciencias Naturales. Universidad Nacional de Colombia. Bogotá.
Páramo – descripción completa. (s.f.). Opepa. Recuperado de https://goo.gl/gcyNNT