Tema 1: Poesía gastronómica
Competencias digitales
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Gastronomía y poesía.
10 poemas como manjar y 1 soneto para beber
El cariño a un plato de la infancia; la nostalgia por no probar bocado y con ello alabar cualquier ingrediente, por muy humilde que sea; la ternura de la cotidianidad expresada bajo el acompañamiento de cualquier comida, como el pan, como el arroz; o simplemente el recurso de aludir a una fruta y utilizar todas las connotaciones que ésta pueda tener
Son muchas las manifestaciones artísticas que utilizan la cocina y los alimentos como sus temas principales: desde la música hasta la pintura, pasando por la literatura y, en especial, por la poesía.
Apicius.es, le rendimos homenaje la labor editorial de Montagud Editores con una selección de poemas hacia lo que más nos gusta: la gastronomía.
1 Y 2. CHARLES SIMIC Y MARK STRAND. EL MOVIMIENTO GASTRO-POÉTICO
Bien es sabido que la poesía suele ir de la mano de una forma de reivindicar, o de revolucionar. Por ella los poetas crean movimientos que engloban todas las pretensiones sobre lo que quieren decir, además de su estilo. En Estados Unidos, Charles Simic y Mark Strand fueron dos poetas que se percataron de que, cuando se mencionaba algún plato o manjar en sus poemas, recibían una sonrisa de su público, y a partir de ese momento crearon un movimiento: la poesía gastronómica. Con ella se propusieron llegar a un país en el que la gente apenas leía, pero sí se deleitaba comiendo y bebiendo. En los siguientes ejemplos Simic crea una comparación del disfrute del comer con el deseo de amar; y Strand realiza una veneración a la comida como una vía de escape.
Mi espesa sopa de pollo, con tiernas almendras molidas,
mi fusión de verduras invernales.
Queridos tagliatelle con champiñones, hinojo, anchoas, tomate y salsa de vermut.
Adorado rape braseado con cebollas, alcaparras
y aceitunas verdes.
[…]
Charles Simic – ‘Café Paradiso’
~
Contemplo el asado,
que está fileteado y tendido
en mi plato,
y sobre él
cucharadas de salsa
de zanahoria y cebolla.
Y por una vez no lamento
el paso del tiempo…
Mark Strand
3. NERUDA. ODAS GASTRONÓMICAS
La producción del Nobel chileno es más que variopinta, así como los temas que lleva a tratar: política, amor, viajes… Incluso la gastronomía es insignia en sus poemas. Odas a la alcachofa, al vino, a la cebolla -al igual que muchos otros poetas- o, como mostramos a continuación, al caldo (caldillo en Chile) del congrio. Todo un recetario de un poeta gourmet.
En el mar
tormentoso
de Chile
vive el rosado congrio,
gigante anguila
de nevada carne.
Y en las ollas
chilenas,
en la costa,
nació el caldillo
grávido y suculento,
provechoso.
[…]
Ya sólo es necesario
dejar en el manjar
caer la crema
[…]
y a la mesa
lleguen recién casados
los sabores
del mar y de la tierra
para que en ese plato
tú conozcas el cielo.
Pablo Neruda – ‘Oda al caldillo del congrio’
4. RAFAEL ALBERTI. UN AGRADECIMIENTO QUE ABRE EL APETITO
Es Alberti uno de los poetas más admirados de nuestra tierra, y es que su trayectoria, su labor y sobre todo, su poesía, ha dejado un poso profundo en la historia de la literatura española. En este poema, sencillo, directo, incluso gracioso, vemos el agradecimiento y la confianza del autor para con el otro poeta. Y es que ¡cómo no se va a poner uno henchido de júbilo al recibir como regalo un jamón!
Hay vino, Nicolás, y por si fuera
poco para esta nalga de porcino,
con una champaña que del cielo vino
hay los huevos que el chancho no tuviera.
Y con los huevos, lo que más quisiera
tan buen jamón de tan carnal cochino:
las papas fritas, un manjar divino
que a los huevos les viene de primera.
[…]
Rafael Alberti – ‘Al poeta cubano Nicolás Guillén agradeciéndole un jamón’
5. GLORIA FUERTES. DEL HAMBRE
Si bien Neruda creaba una oda a la cebolla enalteciendo al alimento, una de nuestras poetas más queridas, Gloria Fuertes, la introduce en un pequeño pero intenso poema donde la rutina, el miedo y el hambre se apoderan de la olla que se cocina en estos versos.
Se lavan bien los pies, las mondas de patatas,
se añade media cebolla,
se pone a cocer en la olla
y se sirve con una rodaja de limón.
Se cena con miedo a que caiga un obús
y así tres años.
Gloria Fuertes – ‘Receta de cocina para los días de hambre’
6. WISLAWA SZYMBORSKA. LAS CAPAS QUE NOS CONFORMAN
La poesía de la poeta polaca destaca por la sencillez y el mimo con el que trata la vida cotidiana y los problemas y visiones del día a día. En este poema, no es más el simbolismo ni la comparación que realiza sobre el ser humano, sino cómo desgaja con suavidad y ternura las capas de la cebolla que somos.
La cebolla es diferente.
De vísceras, es carencia.
Es cebolla hasta la médula,
a la cebollil potencia.
[…]
Pero en la cebolla hay sólo cebolla,
ni intestinos hay ni hiel.
Múltiples veces desnuda,
nunca jamás diferente.
Es un ente coherente,
es una obra maestra.
Una y luego otra dentro,
grande a pequeña abarca,
y pequeña es la grande de otra,
que será tercera o cuarta.
Una fuga hacia el centro.
Eco de batuta diestra.
La cebolla tiene esencia.
Su vientre es una bealdad,
que sólo nimbos reviste,
y es su mayor cualidad.
[…]
Wislawa Szymbosrka – ‘La cebolla’
7. GABRIELA MISTRAL. SOBREVIVIR
Y volviendo a Chile de la mano de una abanderada de su poesía, Gabriela Mistral, cuyo estilo cálido y cercano y, a su vez, potente y comprometido, nos ha dejado joyas como el poema siguiente: toda una recreación de recuerdos a partir del alimento más básico de todos. El pan.
Dejaron un pan en la mesa,
mitad quemado, mitad blanco,
pellizcado encima y abierto
en unos migajones de ampo.
[…]
Huele a mi madre cuando dio su leche,
huele a tres valles por donde he pasado:
a Aconcagua, a Pátzcuaro, a Elqui,
y a mis entrañas cuando yo canto.
[…]
Como se halla vacía la casa,
estemos juntos los reencontrados,
sobre esta mesa sin carne y fruta,
los dos en este silencio humano,
hasta que seamos otra vez uno
y nuestro día haya acabado…
Gabriela Mistral – ‘Pan’
8. MIGUEL HERNÁNDEZ. DE LO DULCE A LO AMARGO
Hernández, el poeta de la melancolía. Bien es conocido el poema ‘Nanas de la cebolla’, donde el ingrediente, como en Gloria Fuertes, se alimenta de dolor y, a su vez, de la falta de alimento. Pero no todos los poemas tienen ese sabor amargo en el poeta de Orihuela. También canta al placer de alimentarse, a su huerto y a la vega fértil alicantina. Poemas cargados de simbolismo, como el que presentamos a continuación -altamente erótico-, sobre el higo (para Miguel Hernández, su higuera era su refugio, su emblema).
Abiertos, dulces sexos femeninos,
o negros, o verdales:
mínimas botas de morados vinos,
cerrados: genitales
lo mismo que horas fúnebres e iguales
[…]
Al higo, por él mismo vulnerado
con renglón de blancura,
y orines de jarabe sobre el lado
de su mirada oscura,
voy, pero sin pasar de mi cintura.
[…]
Miguel Hernández – ‘Oda a la higuera’
9. PEDRO MAIRAL. Y DE POSTRE…
El contemporáneo escritor argentino destaca por su intensidad, por decir mucho con muy poco. Para nuestra selección, un poema dedicado a una de las frutas más dulces: el durazno (o melocotón), por el que crea un universo de evocaciones y recuerdos.
Morder el verano,
morder el sol entero
por 1,80 el kilo.
[…]
Entonces lo libré de las dos bolsas,
le lavé el pesticida en la canilla,
le lavé todo el cansancio del camión, el humo,
[…]
y a pesar de la química, de la distancia muerta,
a pesar de la larga cadena intermediaria,
me encontré allá en el fondo de su sueño amarillo
con esa flor primera que perfumaba el viento.
Pedro Mairal – ‘Un durazno’
10. FEDERICO GARCÍA LORCA. TRADICIÓN Y SENSACIONES
No podía faltar en esta selección nuestro poeta más auténtico, nuestro Lorca. No es que la gastronomía sea el tema que encumbre sus poemas, pero sí podemos encontrar retazos de ello en composiciones que, con simbolismo, nos transportan a sensaciones que muchos alimentos nos producen, incluso solo leyéndolos.
Contraponientes
de melocotón y azúcar,
y el sol dentro de la tarde,
como el hueso en una fruta.
[…]
Agosto.
Los niños comen
pan moreno y rica luna.
Federico García Lorca – ‘Agosto’
10 + 1: BORGES. ¡VIVA EL VINO!
El vino es un tema más que recurrente en la literatura, desde el deseo imperioso del Lazarillo por tomarlo, a las grandes odas dedicadas a la ambrosía de los mortales de Baudelaire. Recuperando la clásica estructura del soneto, Jorge Luis Borges brinda por la existencia del vino para, valga la redundancia, brindar.
[…]
En la noche del júbilo o en la jornada adversa
exalta la alegría o mitiga el espanto
y el ditirambo nuevo que este día le canto
otrora lo cantaron el árabe y el persa.
Vino, enséñame el arte de ver mi propia historia
como si ésta ya fuera ceniza en la memoria.
Jorge Luis Borges – ‘Soneto al vino’
Fuente de la imagen de cabecera: Fotograma de la película ‘El cartero (y Pablo Neruda)’. Recuperado de: https://www.montagud.com/poesia/