Folleto – Sociales 7

por | marzo 7, 2024

Tema: La región Amazónica (Sucumbíos, Orellana, Napo, Pastaza, Morona Santiago, Zamora Chinchipe)

Las selvas y los ríos de la Amazonia

Conocida como La Amazonia, tiene espesas junglas que cubren casi la mitad de la superficie de Ecuador

Allí, en medio de esas selvas densas, aúllan los monos asomados entre las hojas más altas de los árboles.

Allí, también, los arroyos y las canoas de madera zigzaguean entre la espesura mientras las mujeres lavan la ropa en las orillas. Esta extensa área escasamente habitada es un desmedido mundo verde y húmedo que forma parte de la cuenca del Amazonas, la selva tropical más grande del mundo donde fluye casi la tercera parte del agua dulce terrestre.

Caracterizada por sus cientos de ríos y arroyos, la región ecuatoriana de la Amazonia es un santuario de biodiversidad donde conviven más de 300 especies de anfibios y reptiles, casi 400 tipos de mamíferos y 600 de aves, la mayoría de ellos situados en el Parque Nacional Yasuni, un área protegida de 9820 kilómetros cuadrados que fuera declarada Reserva de Biosfera Mundial por la Unesco.

El corazón natural de la región es el río Napo, uno de los principales afluentes delAmazonas cuyas aguas nacen al pie del volcán Cotopaxi y recorren más de 1130 kilómetros.Sobre las orillas del Napo se levantala ciudad de Francisco de Orellana, conocidacomo El Coca, una población portuariaque funciona como entrada a la selva amazónicaecuatoriana.

El vuelo desde Quitoes de treinta minutos, este corto trayecto esoperado regularmente por un par de compañíasaéreas que suelen ir con sus avionescompletos, lo que obliga muchas veces a reservarlos pasajes con bastante anticipación.

Yo viajé en uno de esos vuelos repletos. Sin embargo, los treinta minutos del trayecto se transformaron en algo más de cincuenta, debido a la espesa niebla que cubría el aeropuerto de El Coca. Tras demorar su aterrizaje dando vueltas en el cielo, el avión finalmente tocó tierra amazónica.

?La bruma de acá es un problema bastante común para los aviones?, me dijo el taxista que me llevó hasta el muelle principal, donde me esperaba la embarcación en la que remontaría el río hasta el Napo Wildlife Center, un lodge levantado en el medio de la selva del que me habían hablado maravillas. Cuando llegué allí, tras casi tres horas, comprobé que esas anticipadas maravillas eran ciertas.

Maravillas del Yasuni

El Napo Wildlife Center está ubicado en las tierras protegidas del Parque Nacional Yasuni, a orillas del lago Añangucocha cuyas aguas casi siempre tranquilas y espejadas se conectan con el Napo a través de un zigzagueante arroyo.

Una decena de cabañas bien equipadas conforman este lodge que es administrado por miembros de la comunidad Añangu, un grupo perteneciente a la etnia de los quichuas. Uno de ellos, de nombre Francisco, se presentó como mi guía durante la recepción que me dieron apenas llegado a mi cabaña.

?Esta noche saldremos con la canoa por el lago para ver caimanes?, me adelantó Francisco en referencia al que sería el primero de los cinco recorridos que haría junto a él por la geografía amazónica. Cumpliendo con su promesa bajo un cielo nocturno casi despejado, mi guía quichua logró llevar su nave hasta los rincones en donde pudimos descubrir caimanes de todo tipo, pequeños, grandes, todos con sus ojos amarillos destellando en la oscuridad.

Luego, silenciosos, bajamos a tierra en una orilla lodosa y caminamos entre las sombras tratando de descubrir más animales. Hubo algunas aves, un par de nutrias gigantes, algunos murciélagos, pero ningún nuevo caimán.

Al día siguiente, muy temprano, nos internamos por un sendero que nos llevó hasta un mirador levantado en la copa de un ceibo gigante de casi cincuenta metros de altura, desde donde fue posible avistar docenas de extrañas especies de aves, entre ellas golondrinas, pericos, guacamayos, águilas harpías hoacines, un pájaro colorido al que se conoce como pava hedionda.

«El Yasuni es un paraíso para los ornitólogos, porque es la zona con más diversidad de aves del mundo», me informó Francisco, con quien en la tarde me interné por un arroyo que durante casi todo su curso corre a la sombra de los árboles frondosos que forman un techo sobre él, decenas de ceibos, de manzanos colorados, de cañas agrias y palmas reales.

Esa noche no hubo caimanes y me dormí apenas terminada la cena para poder iniciar mi último día amazónico antes del amanecer. Navegando el Napo, fuimos en busca de un lamedero de loros ubicado sobre un pequeño acantilado arrimado al río mismo. Allí, cientos de loritos se acercan bien temprano en las mañanas para comer arcilla que les sirve para eliminar las toxinas que se acomodan en su estómago tras su alimentación básica de frutas ácidas. El espectáculo fue maravilloso y sirvió como prólogo para la última de mis recorridas amazónicas junto a Francisco, una visita a la comunidad Añangu en la que compartí sonrisas y fotos con varias mujeres que tejían bajo unas chozas de techos muy altos.

«Ellas tejen especialmente bolsos, manillas y cinturones», me contó Francisco, que al día siguiente me despidió desde las orillas del lago Añangucocha mientras navegaba ya hacia el puerto de El Coca. En la embarcación de regreso, sobre las aguas del ancho Napo, no pude sino imaginarme volviendo una vez más allí, a la selva ecuatoriana. Espero que así sea.

Logística

La Amazonia ecuatoriana se extiende, 120 mil kilómetros cuadrados, por las provincias de Orellana, Napo, Morona, Santiago, Zamora, Pastaza y Sucumbíos.

Temperatura promedio: 25 °C.