Tema 2 : Autores ecuatorianos contemporáneos
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La Ciencia Ficción Ecuatoriana
Por Iván Rodrigo Mendizábal
[Entrada de la Science Fiction Encyclopedia] [Versión en castellano del 08/01/2014]
Para describir lo que se hace en el ámbito de la ciencia ficción de Ecuador se debe considerar la temprana literatura fantástica, luego la ficción científica de finales del XIX y comienzos del XX, hasta la actual ciencia ficción.
Así, podemos hablar de las raíces de la ciencia ficción en Ecuador en los textos escritos con sentido utópico, tras la llegada de los españoles a América, donde se mezclan lo fantástico con lo mítico. Los mitos de El Dorado, donde hay ciudades perfectas e idílicas con edificios de oro, o el Paraíso Terrenal, están descritos en algunos de los escritos de los cronistas coloniales, como el libro de Antonio de León Pinelo, El Paraíso en el Nuevo Mundo (1650).
El componente fantástico se puede hallar en dos cuentos de Juan Montalvo (bajo la influencia del Romanticismo Europeo): “Gaspar Blondín” (1848) y “Las ruinas” (1866), ambos publicados en el periódico “El Cosmopolita”. Igualmente en la novela de Francisco Salazar Arboleda, El hombre de las ruinas, leyenda fundada en sucesos verdaderos acaecidos en el terremoto de 1868 (1869), acerca de un encuentro fantástico con el demonio durante el terremoto ocurrido en Ecuador en agosto de 1868.
Sin embargo, los antecedentes de la ciencia ficción ecuatoriana se encuentran en las novelas y los cuentos de ficción científica y de viajes extraordinarios, de Francisco Campos Coello. La primera novela de ficción científica del Ecuador es precisamente La receta (1893), acerca de un futuro Guayaquil del año 1992, reconocido por viajero en el tiempo, quien luego de beber una fórmula, despierta en una ciudad cosmopolita, cambiada por obra del trabajo pionero de un hombre de ciencias. Le sigue el libro Narraciones fantásticas (1894), publicadas primeramente como una serie de entregas en la revista “Guayaquil”. En el prólogo de la obra, sus editores afirman que el trabajo de Campos podría ser firmado por Julio Verne, reconociendo que Narraciones fantásticas tienen el estilo del autor francés. Este libro tiene cuentos como: “Viaje alrededor del mundo en 24 horas”, “Fata Morgana” y “La semana de los 3 jueves”. Otra novela de este autor, que se publica por entregas en la revista “Guayaquil Artístico”, y que queda al parecer inconclusa, es Viaje a Saturno (1901) acerca del encuentro con un extraterrestre que invita a un científico a visitar su planeta. Siguiendo la vena de Verne, en Guayaquil otro autor, Alberto Arias Sánchez, publica el libro Ratos de ocio (1896) donde aparece el cuento “Un viaje a prueba” acerca de un ilusorio viaje a la luna en una nave que se parece a un cóndor inventada por un ingeniero norteamericano, en el que un ecuatoriano participa.
Juan León Mera, bajo el sobrenombre de Pepe Tijeras, también firma unos cuentos en tono humorístico que involucran la inquietud por la ciencia y la tecnología. Crea al personaje Doctor Moscorrofio en los cuentos: “Aventuras de una pulga contadas por ella misma”, “El médico de la muerte”, “Desde el infierno”, escritos a finales del XIX en revistas literarias, pero compilados y publicados en el libro Tijeretazos y Plumadas (1903). Moscorrofio es un aventurero científico quien inventa un aparato para escuchar una huelga de pulgas, o realiza un trasplante de cabeza, o se encuentra negociando su vida en el infierno.
A principios del siglo XX otro escritor, Manuel Gallegos Naranjo, publica Guayaquil novela fantástica (1901), que retrata la ciudad de Guayaquil –nombrada en la novela como Bello Edén– del año 2000. Mezcla de mito futurista y de novela catastrófica, cuenta la historia de una familia cuyo hijo llega a ser Presidente, quien realiza obras de progreso que luego se derrumban gracias a un terremoto que hunde la ciudad..
En Quito, otro autor, Abelardo Iturralde, publica Dos vueltas en una alrededor del mundo: un viaje imaginario en sentido opuesto al movimiento de rotación (1908), donde realiza una especie de viaje imaginario por el mundo realizado por un viajero omnisciente con la finalidad de mostrar la inmensidad del mundo natural y el que ha creado el hombre.
Las antologías de la ciencia ficción en Latinoamérica sitúan como el primer cuento de Ecuador en este género en el siglo XX a “La doble y única mujer” de uno de los autores más representativos de la literatura ecuatoriana, Pablo Palacio. Dicho cuento forma parte del libro Un hombre muerto a puntapiés (1927) y trata acerca de una siamesa, quien reflexiona acerca de su cuerpo y su naturaleza monstruosa. Palacio, como ensayista y periodista, también publica en el semanario “Cartel” un texto más bien político que usa el carácter anticipatorio, “Comentario del año 1957” (1932) donde reflexiona sobre ciertos incidentes que ocurrieron durante el gobierno de Alfredo Baquerizo Moreno (1916-1920). Cabe señalar que al igual que este texto hay otros en el siglo XIX, que tienen la intención de anticiparse en el tiempo. Algunos de éstos son utópicos como el ensayo, “Bosquejo de la Europa y de la América en 1900” (1830), de Fray Vicente Solano.
La novela Los monos enloquecidos (1951) de José de la Cuadra es considerada por algunos como otra obra que anticipa a la ciencia ficción y a las novelas de fantasía contemporáneas. Aunque inconclusa, es más bien una novela de aventuras fantásticas sobre el viaje, la experiencia y el conocimiento. El personaje central, incentivado por un brujo, debe encontrar un fabuloso tesoro en la selva. Para ello debe amaestrar a unos monos como signo de nueva humanidad, porque ellos, por tener manos inocentes, podrían alcanzar dicho tesoro.
Juan Viteri Durand es el primer autor ecuatoriano quien se interesa por la ciencia ficción moderna hacia 1952. Publica en Chile, Zarkistán (1952), una novela corta que introduce el tema de la telepatía mezclado con cuestiones metafísicas en una historia sobre un contacto con extraterrestres. En Ecuador recién se publica dicha novela en 1979.
Con propiedad se puede hablar de ciencia ficción en Ecuador a partir de la década de 1970. Es la obra de Carlos Béjar Portilla que puede encasillarse dentro del género con más rigor. Tres obras hacen referencias a mundos del futuro: Simón el mago (1970), Osa mayor (1970) y Samballah (1971). Son libros de cuentos acerca de explotaciones mineras en el espacio exterior, relaciones con las computadoras y los robots, experimentación con genes, o sociedades donde el ser humano convive con otros seres extraterrestres.
En la década de 1980 aparece Bruno Stornaiolo, otro autor que incursiona en el género con Réquiem por el dinosaurio o Mingherlino’92 (1982). Esta novela anticipatoria muestra Quito en el 2092 donde la sobrepoblación pone en riesgo la existencia humana; para solucionar el problema se tratará de cambiar genéticamente al hombre, reduciéndole de tamaño. La novela trata de crear conciencia acerca de la condición humana. Otro autor que se debe mencionar es Nicolás Kingman con Dioses, semidioses y astronautas (1982), novela acerca un hombre inmortal en un pueblo pobre, quien tiene la capacidad de sanar. Su trabajo es aprovechado por ciertos individuos para enriquecerse. Este inmortal ha tenido contacto con extraterrestres, pero al sentirse insatisfecho, porque su misión salvífica que le ha sido encomendada, ha sido mal comprendida, decide terminar con su vida. Previamente ayuda a sus sobrinos, inquietos científicos rurales, a irse al planeta llamado Frías, por ellos descubierto, y donde vive la raza alienígena que le ha dado el secreto para curar.
En la misma década se debe situar a Abdón Ubidia con sus cuentos Divertinventos o Libro de fantasías y utopías (1989). En este libro el tema es el tiempo, donde las tecnologías de rejuvenecimiento, de manipulación de imágenes, de fabricación de la realidad y experimentos con los libros, etc. son las predominantes. Le siguió un segundo volumen de cuentos, El palacio de los espejos (1996) que, entre otros, trata sobre la telepatía animal, los robots, los clones, la memoria. Un tercer volumen de cuentos siguiendo la línea fantasiosa y de ciencia ficción fue La escala humana(2009) en torno al ser humano y la virtualidad.
Hacia la década de 1990 cabe situar otro grupo de escritores. Por ejemplo, Ugo Stornaiolo que publica a inicios de dicho periodo, Crónicas del siglo 21 (1990). La preocupación subyacente en esta novela es la supervivencia de una familia que vive en el espacio exterior. Los seres humanos han sido capaces de ampliar su capacidad de vida.
Santiago Páez es otro sólido escritor ecuatoriano quien ha cultivado la ciencia ficción desde la década de 1990. Profundo en la galaxia (1994) es su primer libro de cuentos donde se mezclan los viajes en el tiempo, el mundo utópico, el mundo mítico indígena y los elementos de la novela negra. Mientras que las historias se relacionan con las tecnologías que permiten cambiar la realidad o los viajes en el tiempo, el autor se enfoca en la dimensión humana inscrita en la historia y la sociedad. Otro libro de Páez es Shamanes y Reyes (1999) acerca de los seres humanos que se han desplazado al espacio: en la historia, dos hermanos rivalizan con sus poderes para imponer su hegemonía. Igualmente se debe citar Crónicas del breve reino (2006), una novela tetralógica que muestra 140 años de un Ecuador imaginario; si bien la novela empieza a inicios del siglo XX, permite desplazarse al lector a la década de los años 50 donde un grupo de viajeros se encuentra empeñado en descubrir el nuevo lugar de asentamiento de la futura capital del Ecuador, igualmente pasando por la década de los 90 donde unos aventureros buscan tesoros, hasta llegar al año 2040 donde Quito ha sido tomado por unos mercenarios mientras el país se ha desmembrado. Más recientemente ha publicado Ecuatox(2013), un relato de ciencia ficción con intenciones satírico-políticas.
Se debe mencionar también la obra de Adolfo Macías Huerta quien retoma lo fantástico mezclado con la ciencia ficción. La memoria de Midril (1994) es un libro de cuentos en torno a una cultura imaginaria, Mald, donde sus personajes buscan solucionar su incierto destino. Este autor también publicó la novela Laberinto junto al mar (2001) que muestra a Quito en descomposición, donde sus personajes deben someterse a una muerte aséptica de forma voluntaria. Igualmente es notable La vida oculta (2009), alrededor de un par de personajes adictos a una droga provista por el Estado, quienes deben tratar de salir de sus existencias.
Cabe citar también a Jorge Dávila Vásquez con Cuentos breves y fantásticos (1994) donde, ante a la ausencia de tiempo y espacio o referente concreto, sus personajes parecen vivir en el mundo del mito.
En la misma década inicia su trabajo Fernando Naranjo Espinosa con La era del asombro (1995), una novela acerca de Guayaquil del siglo XXIV y la próxima colisión del planeta Tierra con el cometa Mefistos. También escribió Cuídate de los coriolis de agosto (2006), un libro de cuentos acerca de las tecnologías que permiten los viajes en el tiempo y de los viajes interplanetarios, la maduración de una niña en el mundo postapocalíptico, la posibilidad de la comunicación con otros seres, la identidad.
El trabajo de Leonardo Wild es también de referencia en la literatura de ciencia ficción contemporánea del Ecuador. Su obra mezcla la ciencia ficción, el thriller, la aventura fantástica y lo policial. Sus dos primeras obras de ciencia ficción, Unemotion (1996) y Die Insel die es nie gab(1997), fueron publicadas en Alemania a requerimiento de casas editoriales de dicho país. Luego publicó Orquídea negra o el factor vida(1999) y Cotopaxi, alerta roja (2006) –en la actualidad esta obra ha sido reeditada (2013) en otra editorial ecuatoriana–. Orquídea negra es el relato de un reportero galáctico quien narra cómo una bomba lanzada desde una nava espacial destruye un planeta y cómo algunos de sus sobrevivientes tratan de hallar otro planeta para procrear vida. Cotopaxi: alerta roja es una novela en clave científica acerca de la erupción del volcán Cotopaxi, su monitoreo y cómo los intereses políticos pueden afectar la vida de la población. Más recientemente Wild ha publicado: Yo artificial (2013), el cual es la traducción castellana de la novela Unemotion, publicada en Alemania, acerca de la Tierra agonizante por efecto del calentamiento global y problemas socio-políticos. La historia tiene como centro, la construcción del laboratorio Biósfera cerca de Quito, desde el cual un grupo de científicos quieren luchar con un proyecto liberador de la sociedad, la cual está controlada por megacorporaciones, quienes trafican con el desastre natural. La idea es construir trabajadores con los que se penetrará a tales corporaciones.
Una de las escritoras más representativas de la literatura con sello femenino, Alicia Yánez Cossío también incursionó en la ciencia ficción con un libro de cuentos, El beso y otras fricciones (1999). El tema de los cuentos es la tecnología y la deshumanización en un mundo futuro; sus personajes tratan de encontrar la fórmula de la supervivencia en el amor.
En el siglo XXI el interés por cultivar la ciencia ficción prosigue no sólo por los nombrados escritores sino también por nuevas generaciones de jóvenes.
Así José Daniel Santibáñez publica Ejecútese el mañana (2000) que haciendo honor a la novela negra, muestra un mundo del futuro donde todo es mercancía, hay fanatismo y los mercenarios acumulan dinero, ejecutando asesinatos. El asesinato de la hija del Presidente de la República desencadena una serie de situaciones de sobrevivencia. Hay que situar también otra obra, Imaginario para reinventar el tiempo (2001) de Miguel Donoso Gutiérrez. Se trata de una colección de cuentos que tienen como tema el mundo postmoderno poblado de tecnologías y simulacros.
Uno de los autores más citados de la nueva generación de escritores de ciencia ficción ecuatoriana es Ney Yépez Cortés, Sus dos primeros libros de cuentos, Mundos abiertos (2001) e Historias ocultas (2003), se ocupan de temas míticos y fantásticos mezclados con el esoterismo. Otras dos novelas, Las sombras de la casa Mitre (2006) y Árbol de brujas (2009), presentan lo paranormal y lo fantástico mediante el trabajo de un investigador con facultades extrasensoriales quien debe enfrentar a un ser maligno. En Crónicas intraterrestres en la Cueva de los Tayos (2010), Yépez toma el asunto de los seres intraterrestres y su avanzada civilización.
Es interesante citar una obra de teatro de ciencia ficción, Mickey mouse a gogó (2001) de Paúl Puma. Ha sido presentada internacionalmente y trata acerca de un clon en el 2100 quien trata de escapar de una sociedad que convierte la tecnología en basura. Otro trabajo es de Edgardo Falconí Palacios, Jr., Euro boy (2001), sobre un hombre del futuro 2030 quien realiza un viaje al pasado para tomar conciencia de su vida.
Otro de los autores más sólidos es Jorge Valentín Miño. Él incursiona en la ciencia ficción con una novela, Crayón púrpura (2002), que narra la lucha de ángeles, hombres y otros seres cuando sucede el último eclipse al final del siglo XX. Ha publicado dos libros de cuentos, Begonias en el campo de Marte (2005) e Identidad (2012). Es uno de los escritores más antologados a nivel internacional por la calidad de sus relatos y por los premios que ha conseguido. El escritor, por otro lado, publica periódicamente cuentos en forma independiente en blogs de su autoría.
Julio César Vizuete, aporta a la ciencia ficción ecuatoriana Verde, verde(2003). Dicha novela, de tono ecologista, muestra la lucha de un grupo de guerreros verdes, quienes tratan denuncian el impacto tecnológico en la explotación de zonas costeras del Ecuador. Otro narrador particular es Máximo Ortega Vintimilla con El hombre que pintaba mariposas muertas(2004), el cual contiene cuentos fantásticos acerca de personajes ultraterrestres, alucinaciones, historias fantasmagóricas que ligan dos tiempos, el del presente y el del futuro. Otra obra es El arcoíris del tiempo(2010) acerca de la manipulación del tiempo y la deshumanización en la Tierra.
En el terreno de la aventura fantástica épica y la ciencia ficción, otra joven cultora del género es Catalina Miranda P. con Khardia, sacerdotes y demonios de la Atlántida (2005) y La estrella roja (2009). En la primera nos remontamos a la ciudad de Atlante amenazada por las fuerzas del mal y la lucha de un grupo de sacerdotes que deben enfrentar el evento con su sabiduría. En la segunda, una nave de exploración minera, que viaja a Orión es desviada en dirección a una nebulosa diferente en busca de vida. De hecho su obra se orienta más a niños y jóvenes para quienes las editoriales ecuatorianas han empezado a direccionar obras de este tipo.
Cabe mencionar también dos obras con tintes apocalípticos acerca de Guayaquil (sin que necesariamente puedan ser encasilladas como de ciencia ficción, aunque hay rastros estéticos de género que nos llevan a identificarles como tales): Río de sombras (2003) de Jorge Velasco Mackenzie y El libro flotante de Caytran Dölphin (2006) de Leonardo Valencia. La novela de Velasco muestra la ciudad de Guayaquil próxima a ser devastada por las fuerzas naturales, ocasión que sirve para que el personaje principal vaya al encuentro de él mismo cuando se interna a unos manglares donde hay una ciudad fantástica. En el caso de la novela de Valencia, Guayaquil ha sido inundada y casi destruida; esto da lugar a que sus personajes escriban historias, emulando un libro fragmentario el cual ha pervivido; de hecho esta obra es sobre los libros y la memoria, además que es interactivo, obligando al lector a entrar a Internet.
En los recientes años se conoce otro nuevo puñado de escritores que tienen propuestas estéticas literarias en la ciencia ficción. Se pueden citar: Pedro Artieda Santa Cruz con La última pared roja (2008) que cuenta la historia de tres personajes que viven en una ciudad subterránea futurista ya que el aire de la Tierra se ha deteriorado; Renato Gudiño con El Edén de la tenue luz (2009) sobre la posible destrucción de la Tierra; Yvonne Zúñiga con Casi mágica, relato fantástico (2009) acerca de la búsqueda de la felicidad en otra dimensión; Leonardo Vivar Ayora con La rebelión del silicio (2010) el cual es una colección de relatos de robots mezclados con lo místico, cuyo trasfondo es la exploración de la cordillera andina; María Fernanda Pasaguay con Ondisplay 2.0 (2010), novela acerca de una relación amorosa tomando como medio la comunicación virtual en el 2017; Henry Bäx (seudónimo de Galo Silva B.) con El último Siloíta(2010) y El inventor de sueños, relatos de ciencia ficción (2011), ambas acerca de las tecnologías, el mejoramiento de la calidad de vida y sobre todo la posibilidad de engendrar vida; José Carranza Carrillo con El clonado (2011) el cual tiene pretensiones educativas acerca del dilema de la clonación humana; Mariana Falconí Samaniego con Destino final: Orión (2012) en el que se plantea que los ángeles son extraterrestres; Christian Valencia con Caos (2012) acerca de unos hackers informáticos; José Eduardo Villacís Mejía con Unvral, la llave del Universo (2012), el cual pretende dar respuesta, en forma novelada acerca de los misterios de origen de los americanos; Carlos Mendoza con Angeluz, el pacto del solitario (2012), sobre un joven que encuentra un ser que le lleva a otro mundo más esperanzador; nuevamente Leonardo Vivar Ayora con Fauna Cuántica (2012), metáfora del origen del universo a través de un animal fantástico el cual ve el paso del hombre como depredador del orden físico-cósmico; Andrés Paredes con Ciudad Diamantina: el tatuador (2013), sobre un inventor que traspasa la hiperrealidad para ir a otro mundo; Roberto Portilla Cárdenas con León, la historia de un guerrero (2013), historia de un hombre que trata de poner fin a una guerra entre la raza humana y seres de otro mundo.
Acápite aparte merece la producción de ciencia ficción en cómic. Previo a su trabajo como escritor, Fernando Naranjo Espinosa se hizo conocer en el terreno de los cómics. Uno de los primeros cómics de género ciencia ficción es “Quil, la chica del futuro” (1985) publicados en el diario “El Meridiano” de Guayaquil. J.D. Santibáñez, igualmente, descuella en el mundo del cómic y de la novela gráfica contemporánea ecuatoriana. Su obra Cómic Book (2008) es un libro que contiene 27 cuentos gráficos de ciencia ficción y novela negra, donde se entremezclan cowboys, viajeros en el tiempo y diversos monstruos, etc. Eduardo Villacís Pástor es otro artista gráfico que se aventura con la forma de una instalación de ciencia ficción titulada “El espejo humeante” (2007), la cual, además, contó con un catálogo. La obra en cuestión trata de un museo ficticio que recoge las “evidencias” de la llegada de Cristóbal Colón a América y cómo los Aztecas lo consideran un migrante de un mundo al que luego ellos lo colonizarán: la vieja Europa, por este efecto, pasará a ser objeto de transformaciones, de erradicación de civilizaciones y donde se implantará el nuevo imperio Azteca. Villacís Pástor también tiene otra instalación artística de ciencia ficción, con su respectivo catálogo, titulada “Pretéritos futuros” (2007), donde presenta el futuro del Ecuador, sus culturas y su vida política. Santiago Páez también incursiona en el cómic con Angelus Hostis (2007), en coautoría con Rafael Carrasco Vintimilla. Esta cómic retrata la ciudad de Cuenca de 2120 donde, tras una serie de crímenes, unos detectives se enfrascan en descubrir a los culpables y van hallando seres alados y seres híbridos llamados Androtrónicos. El propio artista gráfico Rafael Carrasco Vintimilla propone Wandom 1.0 y La Galaxia Perdida (2013) en la actualidad en línea.
Finalmente es menester indicar a algunos autores que han publicado textos reflexivos y teóricos sobre la ciencia ficción ecuatoriana. Es el caso de Leonardo Wild, quien en su artículo, “Las categorías de la ciencia ficción” (1997) –republicado en la revista “Qubit” no. 37 (agosto de 2008) –, es uno de los primeros quien reflexiona sobre la literatura de este tipo, influenciado por el pensamiento de Isaac Asimov. Santiago Páez es otro escritor ecuatoriano que ha tratado de lograr una definición en el artículo “Definiendo la ciencia ficción” (2007), tomando en cuenta igualmente a Asimov. Sin embargo, en otro artículo, “Caminos para la literatura fantástica en nuestro país” (2008), él critica a quienes se considera son escritores de ciencia ficción en Ecuador, señalando que más bien ellos hacen otro tipo de literatura; de este modo marca distancia con el género. Es importante también el ensayo de Fernando Balseca, “Ciencia ficción en los Andes Ecuatorianos” (1995), por cuanto trata de precisar el lugar de la ciencia ficción en la tradición literaria nacional.
Por otro lado, las referencias a trabajos de literatura fantástica y de ciencia ficción en Ecuador se pueden encontrar en autores y textos como los de: Rojas (1948), Barrera (1960), Barriga y Barriga (1980) Donoso Pareja (2002), Ubidia (2006), Alemán (2007), Buendía (2012), Rodrigo Mendizábal (2013) y Rodríguez Pappe (2013).
Tenemos que concluir indicando que la ciencia ficción en Ecuador tiene una historia, aunque no existe una fuerte tradición. Si bien existe en el país un vasto universo literario que abarca otros temas y géneros, la preocupación que tienen los escritores ecuatorianos por cultivar la ciencia ficción es siempre creciente tal como se ha visto (IRM).
Bibliografia
Alemán, Álvaro (Agosto de 2007). Ciencia ficción/Ecuador: apuntes para un comentario. Anaconda arte y cultura , pp. 8-19.
Balseca, F. (1997). Ciencia ficción en los Andes Ecuatorianos. En R. J. Kaliman (Ed.), Memorias de JALLA Tucumán 1995. I, pp. 656-663. Tucumán: Instituto de Historia y de Pensamiento Argentinos, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Tucumán.
Barrera, I. (1960). Historia de la literatura ecuatoriana. Quito: Casa de la Cultura Ecuatoriana.
Barriga López, F., & Barriga López, L. (1980). Diccionario de la literatura ecuatoriana (Vol. V). Guayaquil: Casa de la Cultura, núcleo Guayas.
Buendía, E. (2012). Si alguna vez llegamos a las estrellas: escritos sobre literatura fantástica y de ciencia ficción. Quito: La Caracola.
Donoso Pareja, M. (2002). Nuevo realismo ecuatoriano. Quito: Eskeletra.
Páez, S. (1 de Agosto de 2008). Caminos para la literatura fantástica en nuestro país. Qubit , pp. 29-30.
Páez, S. (Agosto de 2007). Definiendo la ciencia ficción. Anaconda, cultura y arte , pp. 20-26.
Rodrigo Mendizábal, I. (30 de Diciembre de 2012). Ecuador science fiction. Recuperado de The Science Fiction Encyclopedia: http://www.sf-encyclopedia.com/entry/ecuador
Rodríguez Pappe, S. (2 de Septiembre de 2013). Escritores marcianos: Una mirada a la crítica y a las narraciones de ciencia ficción en Ecuador. Cartón Piedra , pp. 13-17.
Rojas, Á. F. (1948). La novela ecuatoriana. México D.F.: Fondo de Cultura Económica.
Ubidia, A. (2006). Un siglo del relato ecuatoriano. En F. Corral Burbano de Lara, Testigo del siglo: el Ecuador visto a través de diario El Comercio, 1906-2006. Quito: El Comercio.
Wild, L. (1 de Agosto de 2008). Las categorías de ficción en el Ecuador. Qubit , pp. 3-8.
Mendizábal, I. (08 de enero del 2014). La Ciencia Ficción Ecuatoriana. Ciencia Ficción en Ecuador. https://cienciaficcionecuador.wordpress.com/la-ciencia-ficcion-ecuatoriana/